sábado, 3 de julio de 2010

Algo de "A mi solo deseo" - Michel Serres.

La mujer-suma da sus adioses al mundo, toma el velo bajo la tienda de campaña del lenguaje.

Éste es el primer cógito, más disimulado aunque mejor expuesto que el cógito de quien piensa. Yo siento, yo he percibido; yo he visto, oído, gustado, olfateado; yo he tocado; yo toco, yo me encierro en mi pabellón de piel; él arde de lenguas, yo hablo, yo hablo de mí, de mi soledad y de la nostalgia de los sentidos perdidos; yo lloro el paraíso perdido, yo añoro la pérdida de aquello a lo que me entregaba o de aquello que me era dado. Desde que esto se escribió, yo deseo, y el mundo se ausenta. (…)

La joven, al haber renunciado a sus anhelos, va a retornar, va a entrar siempre en el tabernáculo del lenguaje. Nosotros lo habitamos con ella desde siempre, no hemos salido de éste, ni hemos visto jamás, conocido ni comprendido, la tapicería de Cluny. (…)

Se dice que el cuerno del unicornio protege de los venenos. Sólo basta con reducirlo a polvo, mezclar o disolverlo en un brebaje que sirve para resistir el veneno de las sustancias tóxicas. El unicornio libera de las drogas. (…)

El león y el unicornio levantan los velos de la entrada, la dama sale de la prisión de las lenguas de fuego, y saca de la caja negra ríos de piedras preciosas: éstas parecen desbordarse, del mismo modo que la mujer naciente se libera de los velos. Después, acompañada del monstruo, visita la isla-paraíso entre los naranjos y los guepardos, y hasta los cinco continentes o aspectos de éstos, participan en el banquete, para la felicidad de todos.

Acompañada siempre del unicornio y comprendido en su nombre… nunca la abandona lo fabuloso: historias, poemas, mitologías; para acceder a las cosas mismas, hay que dejar que flote el lenguaje.

En el oficio del tapicero, los hilos de la trama pasan debajo de los hilos de la urdimbre cuando viaja la lanzadera. De esta forma el sentido se enlazará con el tejido, como la melodía, a veces, con la carne sonora y la profundidad de los pensamientos con las vocales. (…)

Éste es el secreto del unicornio, el de los cinco sentidos o seis sentidos, son sutiles.

Michel Serres. Los cinco sentidos. 1985.