A ellos no les bastará
la sangre derramada
ni las manos mutiladas.
¿Cuántas veces y hasta cuándo?
No bastará que un hombre,
ni una mujer ni un niño,
o miles, nos regalen sus vidas.
No bastarán los gritos, tampoco
arrojarse o romperse.
No bastarán generaciones huérfanas,
ni la maldición y ruina tras ellos,
ni siquiera, el olor a sangre caliente.