sábado, 10 de julio de 2010

CUADRITOS AZULES

En las mañanas el olor a la leche
recién hervida y derramada,
el barrendero que limpiaba la calle
de cuanta hoja se desprendía de los árboles y
el tintineo de las gaseosas en sus cajas
al ser descargadas para el tendero.

Nada pasaba desapercibido para mí,
que desde la sepultura, incluso oía
a los bebés pedir sus tetas,
a la mujer diaria lavar
los trastes de la cocina y también
a las ancianas, que antes de venir conmigo,
les gustaba secar sus manos en
delantales de cuadritos azules.