No abrí la ventana
-tuve miedo del viento-
y la dejé con las calles
y con la gente afuera.
Dejé la ventana sin tocar
porque en viento que silba
se acurruca en rincones
y se mete en las grietas,
horadando y abriendo
las nostalgias,
sangrando recuerdos
y trovando canciones.
Tuve miedo del viento,
que con su taladro fiel
perforara mi sombra,
y mis consignas,
y dejara cenizas
en el cuarto,
y cuarteara mis costras,
y secara mis lágrimas.
Tuve miedo que entrara
de improviso,
con su recuerdo vivo
y con su beso nuevo,
ya sabiendo que mis manos
y mis labios no vuelan,
conociendo que el dibujo
de tu cuerpo no me alcanza.
Tuve miedo de verme más sola,
de que mis venas escupieran sangre,
tuve miedo y quedé inmóvil
repartiendo el amor
contra la mañana y la noche
sin poder alcanzarte.
Hoy tampoco abrí la ventana.